BARRERAS
QUE HA DE VENCER EL JURISTA MEDIADOR
Mi
profesión de origen fue la de funcionaria de la Administración de Justicia,
pero a la que me he dedicado durante veintidós años es la de Procuradora de los
Tribunales, actividad que me gusta enormemente, mi vida profesional tomó un
rumbo inesperado cuando por el año 2.009 escuché hablar de la mediación,
podemos decir que me envolvió. El que llega a entender la mediación y la siente
nota como su vida da un vuelco, diría que de 180º.
Pues
bien, no escribo este artículo con el fin de contar mi vida, que nada tiene de
especial, sino para hablar de lo difícil o complicado que puede ser dejar atrás la mochila de
conocimientos y aptitudes jurídicas que
hemos adquirido los que nos hemos formado en ese ámbito.
Voy a concretar algunos de los más asiduos, sin que ello signifique que sean los únicos:
1.- Comenzando
por limitar nuestra capacidad directiva, ¿cómo
no decirle a una persona, lo que creemos
nosotros que más le beneficia, o lo que tiene que hacer para resolver su problema?
Pues
tengamos en cuenta que en la mediación estamos entre emociones, se van a tratar
derechos subjetivos de libre disposición. Por tanto nuestra labor comienza por una
escucha
activa, demostrando en todo momento que
estamos pendientes de todos los detalles, tanto de los verbales como de los no
verbales, no tenemos que elaborar una respuesta (como sería en el ámbito
jurídico), sólo hemos de observar y escuchar con mucha atención, y demostrarlo de
manera constante, empatizando y comprendiendo su
posición, limpiando nuestra conciencia de todo
tipo de prejuicios. ¡Y créanme no es tan
fácil! ¿Quizás no es complicado reaccionar en esos momentos en que vislumbras
tan clara la solución? y tan sólo has de limitarte a ir usando técnicas para mostrarle la misma por si les interesa,
pero nunca decirle esta es, o bien en casos en que llegan entre ambos a un
acuerdo que tú, por deformación profesional, consideras que no es equitativo, ¿puedes
hacerlo ver sin inculcar tu neutralidad? debes moderarte pues, es su solución, no la tuya.
Por otra parte de cómo
se actúe depende que se reafirme la confianza
en nosotros, y nos ratifiquen como las personas que les vamos a
ayudar a solucionar. Y así tantas veces como implicados existan en el conflicto,
equiparándolos, empoderando, para el
mediador todos tienen una postura razonable (neutralidad),
consiguiendo que las partes se escuchen de forma respetuosa, distendida, poniéndose en los zapatos del otro, en
definitiva tendiéndoles puentes de entendimiento para
entre la lluvia de ideas que
vayan surgiendo encontrar su solución;
utilizando las distintas técnicas en los momentos adecuados, y siendo asertivo ante bloqueos.
2.- Sería
aconsejable borrar de
nuestra cabeza el término cliente, y
sustituirlo por el de mediados, aunque sigue siendo un
servicio el que prestamos. Este segundo es más cercano y sobre todo porque deben
sentirse en igualdad, no por ser una parte la
que solicita la mediación y la otra la que la acepta, pueden observar algún
tipo de desequilibrio por ello (Imparcialidad). En la teoría lo vemos muy
fácil, pero cuando lo empiezas a practicar te das cuenta de que tus
sentimientos y emociones entran en juego también en
el círculo que se forma en un
proceso de mediación, en el que tú eres el vínculo de unión.
3.- También es conveniente que en la mediación
dejemos a un lado nuestras terminologías jurídicas, nada de tecnicismos, las personas deben sentir que
se pueden expresar con sus palabras, con su lenguaje más o menos culto, y
adaptarte a ello, haciendo que se sientan cómodos en su expresión y entiendan perfectamente la nuestra, mostrándoles en todo momento que los estas entendiendo y que entienden, para ello tenemos
también distintas técnicas como es el parafraseo,
la reformulación etc., que no sólo sirve para que retomar y comprobar que la otra parte
lo está asimilando, sino para demostrar que nosotros mismos hemos comprendido
lo que expresan.
Una vez
vencidos esos tres puntos, ya no será tan difícil considerarte mediador del
ámbito jurídico, sólo dependerá de saber aplicar los conocimientos y ser avispado
para utilizarlos en los momentos adecuados. Como siempre he dicho las técnicas que se aprehenden se perfeccionan
practicando y con mucha fe y confianza en la labor que se está desempeñando.